LA VIDA EN EL
CAMPO
VIDA EN EL CAMPO
La vida en el campo, es un estilo de vivir tradicional y
rudimentario si se quiere, más relajado, apacible, saludable, en contacto con
la naturaleza. Para los residentes de las zonas rurales, es la forma de vida,
para los habitantes de la ciudad, representa la oportunidad de vacacionar, o
una alternativa para escapar de los problemas y cambiar rutinas estresantes.
La vida en el campo y sus actividades, se relacionan
íntegramente con éste. Los horarios se acomodan a las tareas y al clima, para
lograr el mayor aprovechamiento de la luz solar.
El cuidado de los animales de granja, es una parte
importante del trabajo de campo, generalmente está a cargo de los más jóvenes,
como el pastoreo, el ordeñe y la alimentación.
Los cultivos en cambio, están a cargo de los mayores,
dependen del ciclo de las estaciones y del clima, que regula el desarrollo de
los cultivos y las labores de los agricultores, como la siembra y la cosecha.
El estilo de vida rural produce una cultura específica,
adaptada a las condiciones de vida y a los medios disponibles. La vida
apacible, el trabajo duro, la escasez de contactos humanos debido a las
distancias, produce una población de gente amable, sin prisas, amiga de la
conversación y las historias.
Los mitos y leyendas locales, enlazan las tradiciones con
las nuevas generaciones.
La música y la danza constituyen expresiones culturales
propias, y del espíritu de la comunidad. Las artesanías y manufacturas de los
productos, emplean técnicas tradicionales que en general no han sido
modificadas por los nuevos estilos productivos.
La vida en el campo y su cultura, produce al gaucho,
inserto en las costumbres y la cultura, portavoz de la tradición, que cultiva y
mantiene.
Pero a decir verdad, la vida en el campo no es tan bonita
como todos pensamos, ya que la realidad es otra , pues la vida diaria en este lugar es difícil para sus propios
habitantes, pero lo es más para las personas que viven en la ciudad, ya que el
trabajo en el campo es muy duro, pues la gente de es te lugar esta acostumbrada
a levantarse muy temprano para realizar todas sus actividades cotidianas, como
por ejemplo; ordeñar las vacas, llevar los animales al pastoreo, labrar las
tierras, cultivarlas y cosecharlas, etc., pero sobre todo se exponen a altas
temperaturas climáticas, que a diferencia de una persona que vive en la ciudad
no soportaría, porque el ritmo de vida es muy diferente.
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Ya que, la gente del campo se imagina que la vida en la ciudad es muy hermosa y
divertida, y es la vida que estas personas quisieran tener, en cambio las
personas que viven en las grandes ciudades envidian la vida del campo, ya que
estas desean la vida tranquila, relajada y estar en contacto con la naturaleza
y lo que menos quieren es el ruido, la contaminación, las prisas, pero sobre
todo el estrés. Aunque, la vida en ambos lugares es muy parecida, lo que lo
hace diferente son las características y formas de vida de cada una.
Pues, tanto las pernas que viven en el campo y la ciudad
se tienen que levantar muy temprano para ir a trabajar unos lo hacen trabajando
la tierra y otras lo hacen en las grandes industrias, y ambos lo hacen para
mantener a sus familias, padres, esposas, hijos, abuelos, etc., por eso se dice
que la vida del campo es igual que la vida de la ciudad.
Lo cierto es que, tanto la ciudad como el campo tienen
sus ventajas y desventajas. Pero es cuestión de cada quien, elegir el lugar
donde se quiera vivir.
Cuando un campesino pierde
la posibilidad de trabajar la tierra o pierde su empleo se desata un drama muy
fuerte para él, para su familia y para todos los colombianos. Ese campesino
pierde sus ingresos. En consecuencia, queda sin recursos para comprar el
mercado semanal para él y su familia. Queda sin un peso para comprar una droga
si un hijo se enferma. Sufre intensamente. Sufre su señora y sufren sus hijos.
Ahí no termina el problema.
Ese campesino se ve obligado a deambular por el país y buscar alguna fuente de
ingreso. En ocasiones llega a la ciudad a mendigar. En ocasiones cae en la
tentación de sembrar coca. En ocasiones, y por unos pocos pesos, termina
cediendo sus hijos al reclutamiento forzado de los grupos narcoterroristas. En
cualquier caso, se agudiza la desigualdad social, aumenta la pobreza y se
fortalece el terrorismo. Todos los colombianos perdemos.
COLOMBIA
CAMPESINA
El hombre del campo colombiano posee en todas sus
dimensiones la autenticidad de sus raíces. Sus hábitos y costumbres, sus
fiestas y diversiones y la fuerza de su trabajo, son una herencia acumulada
desde la época del mestizaje cuando en los siglos XVII y XVIII, la organización
social del país, va configurando una sociedad agraria mientras por otro lado va
empujando a los colonos en buscando nuevos territorios. La formación del
campesino colombiano tiene una historia de la cual el hombre rural de hoy es su
directo heredero. La autenticidad de sus tradiciones proviene de, mantener viva
su cultura y los vínculos que lo atan a su trabajo y de mantener con firmeza su
sistema de valores sociales y religiosos. El cultivador, el agricultor, el
artesano, el pescador, el recolector de Norte a Sur, de Oriente a Occidente,
ocupa el territorio patrio con su actividad incesante.
Desde las primeras luces que despuntan al alba hasta los
últimos reflejos del atardecer, la vida del campesino no conoce otro horizonte
que el de su labranza, su pequeña era, el corral o el atajo, que lo lleva al
bosque o aquel que señala la ruta hacia el mercado. Así, lenta, paciente,
humildemente, día tras día el campesino ha forjado un país rural que a decir
verdad ha sido desplazado a medida que la nación se industrializa y sus
ciudades nacen a un ritmo vertiginoso.
Este libro ha sido concebido como un homenaje al
campesino Colombiano, como un reconocimiento al valor de su trabajo y al
significado de sus tradiciones. Felizmente conservadas en esa rica reserva de
nuestra nacionalidad que es el campo en nuestro país. Para analizarlo fue
necesario trazar un recorrido por innumerables rutas y caminos, pues se trata
tanto de la Costa Pacífica como de la Orinoquia, del Caribe y el Amazonas, el
Valle y la región Andina el sur del país y los Llanos Orientales, en fin del
territorio colombiano en su magnífica extensión y en su inagotable diversidad.
Unas vacaciones en el campo se convierten hoy en algo muy
lúdico para cualquier familia. Casi todas las comodidades de las casas de las
grandes urbes son accesibles en una casa rural. No solamente porque estén
equipadas con los más modernos electrodomésticos y equipamientos.
En los primeros días de estancia en Nailey Cottages
fuimos conscientes de que el servicio de entrega a domicilio de Sainsburys
traía, en una gran furgoneta que apenas cabía por el estrecho camino de
entrada, un pedido realizado a través de Internet, al que accediamos a través
de una red wifi que daba cobertura a todas las casas de la granja. Al día
siguiente dos empresas de catering se ofrecían para servirnos una magnífica
cena en nuestra casa a un precio realmente módico.
La vida en el campo incluso en nuestros
días es dura, y sobretodo lo fue mucho más hace tan solo unas décadas. Una
tormenta de granizo, una enfermedad del ganado, una helada a destiempo... te
podían arruinar el trabajo de todo un año y dejarte prácticamente sin nada. E
incluso, aunque hoy los seguros tratan de cubrir este tipos de riesgos, no
siempre compensa asumir su coste.
Una de las actividades que es muy instructiva para los
jovenzuelos es realizar actividades relacionadas con el quehacer de la granja o
del campo. Y todavía lo es más si se cogen algunas herramientas tradicionales
como una azada o un pico y se trata de cultivar una pequeña parcela de tierra.
Hoy la agricultura dispone de maquinaria moderna hasta
para cultivar una parcela, pequeños tractores, riego por aspersión, riego por
goteo, aportación de nutrientes para los cultivos informatizada, fumigación,
etc. No se trata de eso. Hay que volver al pasado para instruir y tomar
conciencia del esfuerzo del hombre en hacer productiva la tierra y ganar de
ella nuestros alimentos.
Lo instructivo es coger una azada y plantar unas
zanahorias, patatas, remolachas, ajos, cebollas, judías y sacarlas adelante con
riego tradicional, cuidarlas y recolectarlas finalmente. Eso es lo que hicieron
los pequeños con Brian, su abuelo que, a unas cuantas millas de nuestra granja,
posee el equivalente a una tahúlla de tierras municipales cedidas para cultivo
personal de interesados residentes que lo soliciten.
Personalmente creo que ese contacto con la tierra es
imprescindible para el hombre urbano. Es imposible reconocerse como especie si
el hombre no mezcla su sudor con tierra seca y huele la tierra mojada sintiendo
el barro en su piel. Una tarea pendiente para muchos adolescentes que tratan de
identificarse con las tribus urbanas de piercings y tattoos.
La dureza de la vida en las áreas rurales también venía
de terminada hace décadas o siglos (dependiendo de los países) por la
conformación de las clases sociales que surgían de su relación con el acceso o
no a la propiedad de la tierra. Esa faceta también intentamos transmitirla a
los más jóvenes de la familia con algunas visitas a las impresionantes casas
históricas británicas.
Vivir en el campo se ha convertido en un gran atractivo para una gran parte de la población urbana. Recuperar viejas tradiciones, reencontrarse con la naturaleza, vivir de forma más natural y menos artificial. Este blog dedicado al ámbito rural, estilo de vida, experiencias de vida en el campo, costumbres, disfrute de casas rurales, la defensa de una filosofía de vida natural y sencilla, oportunidades, inversiones...






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